Comenzamos el post de este mes con la tan conocida cita de Yves Saint Laurent:
“Las tendencias desaparecen, el estilo es eterno”.
Esta es una afirmación que recoge perfectamente la esencia del marco en el que se mueven los diseños de interiorismo. Las tendencias hablan de la situación actual en términos sociales, económicos, políticos, etc., y por tanto sirven de inspiración para adaptarnos a la realidad que está viviendo el cliente en el momento de solicitar el servicio de diseño. Sin embargo, no se debe perder de vista la esencia de esa persona o de las personas que van a habitar el espacio. El estilo o mezcla de estilos en los que se va a enmarcar el diseño, en gran medida definirá que el resultado sea un éxito mantenido en el paso del tiempo.
Es frecuente que los clientes sepan identificar los estilos decorativos más conocidos. El problema suele surgir porque no saben decidirse por el más indicado o desconocen cómo trasladarlo a sus espacios. El estilo arquitectónico de las estancias, más allá de la decoración, las posibilidades en la mezcla de estilos y la capacidad para integrar elementos clave preexistentes, son consideraciones relevantes para lograr un entorno armonioso donde los estilos no compiten entre ellos, sino que se complementan.
Por ese motivo, este mes he decidido contarte algunas curiosidades prácticas sobre 3 de los estilos que más gustan, que aportan una gran personalidad a los espacios y que perduran en el tiempo. Estos estilos son: clásico, industrial y escandinavo
Estilo clásico
El estilo clásico se caracteriza por su elegancia y solemnidad. Hereda influencias de la antigua Grecia y Roma, así como de la época barroca y victoriana. Es precisamente a partir del siglo XIX, cuando el estilo clásico experimenta un renacimiento y se convierte en una forma dominante de decoración en Europa y América.
El uso de adornos elaborados como molduras en paredes y techo, y la presencia de columnas y otros elementos arquitectónicos con acabados cuidados son indicativos de la influencia de esas épocas.
La paleta de colores en el estilo clásico suele ser suave y elegante. Actualmente predominan los tonos neutros o los colores pastel, aunque es frecuente encontrar estancias donde prevalecen los tonos oscuros como los rojos, los azules o los verdes. Los dorados y plateados suelen utilizarse para resaltar detalles y aportar sofisticación al espacio.
Los muebles en el estilo clásico tienen una gran relevancia. Suelen ser voluminosos, de materiales nobles y con especial atención al detalle en formas, tapizados, tallas, incrustaciones o acabados dorados. Sofás, sillas, mesas, armarios, etc., deben ser elegidos con criterio para aportar distinción al estilo clásico. Las líneas suaves y los tonos oscuros de madera natural, como el roble, el cerezo o el nogal, serán un acierto seguro.
Los textiles son protagonistas en estos espacios. La calidad de las telas, así como sus patrones intrincados es fundamental. Los patrones suelen ser de flores, damascos, brocados (que combinan el brillo en las texturas con hilos de oro o plata), toiles (dibujos lineales, con imágenes de paisajes, escenas rurales o historias), así como de líneas simples y repetitivas combinando texturas de colores sólidos o mezclando colores en tramas lineales o de cuadros.
Para no alargarme demasiado, termino con la importancia de los detalles y la iluminación.
El estilo clásico se caracteriza por el uso de objetos de arte (figuras, estatuas y cuadros), espejos con marcos elaborados, jarrones con flores, candelabros, etc. Es importante cuidar los materiales de estos elementos, así como sus diseños para que armonicen con los elementos más grandes. Como ya he comentado, la presencia del dorado en los detalles es recomendable, aunque materiales como el mármol pulido, la madera, el vidrio y la porcelana son alternativas ideales para no saturar los espacios.
La iluminación en el estilo clásico suele ser cálida y suave. Las lámparas de techo suelen ser imponentes y actúan de punto focal en muchos espacios, por lo que su localización debe ser establecida teniendo en cuenta de la distribución del mobiliario. Complementar mediante lámparas de pie, apliques o lámparas de sobremesa es imprescindible en estos espacios.
Estilo industrial
Este estilo decorativo surgió a finales del siglo XX en Nueva York, cuando las fábricas y los talleres antiguos se convirtieron en viviendas, talleres de actividades artísticas y espacios comerciales por la necesidad de crear espacios funcionales y económicos en una ciudad que estaba en constante crecimiento. Se volvió un estilo muy popular en muchas zonas del mundo durante los años 80s y 90s y hoy en día sigue siendo uno de los estilos más valorados en diferentes espacios interiores como el residencial o el de oficinas.
Plantea una estética versátil y atemporal para aquellos que buscan un ambiente vanguardista y funcional con un toque sofisticado.
Las paredes de ladrillo y cemento visto son una característica distintiva. Esa crudeza de los materiales estructurales es precisamente lo que aporta la personalidad inigualable de este estilo. Igualmente, la presencia de grandes ventanales en paredes y techos, así como plantear los espacios de manera casi totalmente diáfana es importante para dotar de relevancia a estos espacios. De hecho, habitualmente se utilizan los tabiques que delimitan el baño como separación de espacios, así como dobles alturas o entrepisos visualmente integrados.
En los espacios de estilo industrial no existe la preocupación por ocultar las instalaciones de fontanería, electricidad o climatización, así como otros elementos estructurales. Los metales como el hierro o del acero, están presentes frecuentemente en las vigas que se dejan vistas, así como en mesas, estanterías, lámparas y otros accesorios, con formas tubulares o en rejillas.
La paleta de colores en el estilo industrial es neutra con relevancia de los tonos grises y negros, complementados con tonos ocres y rojizos que recuerdan al óxido o al ladrillo.
Los muebles en el estilo industrial como mesas de trabajo, estanterías y sillas, suelen ser de madera rústica y metal, con acabados envejecidos y desgastados. Precisamente, estos matices son los que tratan de reflejar modernidad rompiendo definitivamente con la idea del estilo clásico que comentábamos anteriormente.
En cuanto a los textiles, hay que destacar la presencia del cuero. Es frecuente encontrar en los interiores de estilo industrial sofás tapizados en cuero con influencias de otros estilos. De hecho, la introducción de elementos de otros estilos que aporten una cierta calidez al espacio es muy habitual, aportando riqueza en texturas y coloridos.
La iluminación suele ser cenital para emular la entrada de luz de los grandes ventanales de techo típicos de los lofts americanos. Las lámparas de pie también suelen incorporarse, para lo cual te recomiendo que te decantes por aquellas que sean de materiales metálicos.
Precisamente por sus orígenes, es una buena idea introducir obras de arte moderno. Los cuadros grandes y coloridos situados en puntos visualmente estratégicos pondrán el broche al conjunto de manera muy distintiva, aportándole un punto de sofisticación.
Ten en cuenta que el estilo industrial plantea una estética minimalista que se caracteriza por su enfoque en los materiales y la funcionalidad. Esto no impide que, introduciendo elementos de estilos complementarios, se favorezca una sensación acogedora y cálida en un ambiente moderno y urbano.
Estilo escandinavo
El estilo escandinavo o nórdico surgió en los países nórdicos (Noruega, Suecia, Dinamarca e Islandia) en la década de los 50s. En su origen, se buscaba crear una estética que reflejara el estilo de vida, la identidad cultural y los valores nórdicos.
Aunque parece simple, el interiorismo escandinavo en realidad es un estilo muy cuidado que busca la amplitud. Es muy valorado en espacios pequeños por su simplicidad y funcionalidad, capaz de crear un ambiente práctico, acogedor y confortable.
Para lograrlo, suele utilizar una paleta de colores claros y neutros, como el blanco, el gris o el beige. Trata de favorecer la comunicación entre el interior y el exterior evitando cubrir las ventanas con textiles, o limitándose al uso de estores o visillos de telas ligeras de colores neutros. Igualmente, este estilo evita saturar los espacios manteniendo espacios libres e introduciendo pocos elementos que respeten la movilidad y la conectividad visual.
Es un estilo que se relaciona profundamente con el concepto de sostenibilidad. La naturalidad de estos espacios se transmite mediante la presencia de madera natural de tonos claros, como el haya, el abedul, el arce o el pino, y la vegetación. La madera se utiliza frecuentemente en suelos, en el mobiliario y en paredes en forma de panelados. Es un estilo muy ergonómico que aporta el carácter amable al mobiliario. En espacios pequeños, no es extraño encontrar taburetes sencillos que, al prescindir de respaldos, favorece la sensación de amplitud y continuidad visual. Igualmente es bastante habitual encontrar plantas naturales o simbólicas, como en cuadros o textiles cuyos estampados representan hojas.
Las cocinas escandinavas no suelen tener muebles altos en las cocinas, en su lugar suelen incorporar baldas o estantes en los que se coloca el menaje con una especial atención al orden de los mismos. La artesanía en madera y cerámica son buenas ideas para complementar estos espacios.
En términos generales, los textiles son ligeros, como lino y el algodón, y sus estampados transmiten frescura, son estilizados y en ocasiones aportan pequeñas pinceladas de color, pero sin ser excesivamente llamativos.
La decoración natural, simple y despejada se transmite gracias a cuadros con marcos finos y simples e imágenes sencillas con colores muy cuidados, predominantemente neutros. Otros elementos como las lámparas o los cojines deben estar muy bien escogidos y no deben ser incorporados en exceso. Precisamente porque este estilo se fundamenta en la presencia de pocos elementos, se debe poner especial atención a la elección de los materiales en superficies grandes como el techo o el suelo. La elección de madera clara será en este sentido un acierto seguro, transmitiendo la calidez y luminosidad necesaria para dar armonía al conjunto.
La iluminación de estos espacios busca la naturalidad, siendo ligeramente cálida. Es un aspecto importante en el estilo escandinavo, para lo cual se utilizan lámparas de techo, lámparas de mesa o lámparas de pie que logran crear un ambiente acogedor y relajado.
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Este mes he centrado la temática del estudio en estos 3 estilos decorativos. Cada día publicaré contenidos relacionados en las redes sociales, así que aquí te dejo los enlaces para que puedas acceder fácilmente.
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Alicia